lunes, 26 de marzo de 2012

Palabras de Hakham Meir Rekhavi a sus alumnos.

"La costumbre de recibir una lista de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer no es la práctica del caraísmo para sus adherentes, sino que cada uno desenvuelva el mosaico de la Toráh de YHWH por sí mismo; como lo decía Daniel Al-Qumisi del siglo 9 en Persia y Jerusalén, “El que dependa de uno de los maestros del Exilio, sin investigar a fondo según su propia sabiduría, es igual al que practica el culto extraño [=idolatría].”

YHWH le ha dado libre albedrío a la humanidad, la habilidad de elegir entre el bien y el mal que tanto apreciamos. Si no tuviéramos esa habilidad, y actuáramos de determinada manera por no poder elegir, entonces la Toráh carecería de sentido, porque no seríamos más que autómatas de carne y hueso. La recompensa por hacer lo bueno y lo correcto sólo se consigue porque nuestra naturaleza cuenta con la capacidad de elegir lo malo y lo injusto; y para la mayoría de la gente esto es más fácil que elegir la senda de bien, “porque la imaginación del corazón de la humanidad es mala desde su juventud.” (Gén. 8:21) Sin embargo, nosotros mismos somos capaces de cambiar nuestro propio corazón, para amar a YHWH y cumplir su Toráh: “el pecado acecha a la puerta y tú serás su deseo, pero tú gobernarás sobre él.” (Gen. 4:7)

El hecho de que tantos individuos se están volviendo a YHWH y a la verdad de su Toráh es prueba suficiente de que aunque vivimos en una época de censura divina, frecuentemente mencionada por los profetas, (“Por un pequeño momento te he dejado” (Isa. 54:7) y también, “Entonces clamarán a YHWH, mas él no les responderá; ocultará su rostro de ellos en ese tiempo, porque se portaron mal en lo que hicieron.” (Miq. 3:4)), aún así la luz divina resplandece sobre nosotros. No somos almas ciegas ni sordas que vagan por la oscuridad, porque la Toráh y la enseñanza de los profetas nos guían. La profecía real ya ha cesado y no hay Templo ni Sumo Sacerdote para guiarnos; eso sólo significa que es más difícil para nosotros, pero no imposible. La adquisición de conocimiento de la Toráh no se ha de atribuir a algún acto espontáneo de gracia; más bien es el resultado del esfuerzo voluntario del hombre para ejercer el don de discernimiento que YHWH ha colocado en cada ser humano.

Durante este período de censura divina, muchos se desviarán: “Y muchos en entre ellos tropezarán y caerán, y serán quebrantados, y serán atrapados, y serán tomados.” (Isa 8:15) “Y las naciones sabrán que la Casa de Yisrael fue exiliado por su iniquidad; porque han obrado de manera traicionera contra mí, por cuanto oculté mi rostro de ellos, y los entregué a la mano de sus enemigos; de manera que todos cayeron por la espada. Según su impureza y conforme a sus transgresiones he hecho con ellos, y oculté mi rostro de ellos.” (Ezeq. 39:23-24)

Esto no significa que no hay esperanza durante esta época de censura, porque YHWH no es un dios cruel que nos dejaría sin esperanza. Hay esperanza, y esa esperanza se encuentra en las páginas de la misma Toráh que él nos dio: “Ata el testimonio, sella la Toráh entre mis discípulos. Esperaré en YHWH, quien oculta su rostro de la Casa de Ya’akob (Jacob), y yo le buscaré.” (Isa 8:15-17)

Como dice el viejo refrán: “Lo que haces habla tan fuerte, que no oigo lo que dices.” El éxodo de Egipto y el amor que eso abarca no son meros conceptos teóricos encerrados en el recóndito de nuestras mentes, sino que son palabras vivientes demostradas por nuestras propias acciones, al cumplir la Toráh. La Toráh es la herencia más preciosa que existe, un regalo de YHWH que hemos de apreciar de tal manera que no la pondremos en una repisa con el fin de admirarla de lejos, sino que cumpliremos cada palabra, escudriñándola y derivando instrucción de ella, para que se asemeje a un libro de mucho uso. Observamos la Toráh, porque YHWH dijo: “Haréis..” y no porque deseamos hacerlo. Aprendemos a amar a YHWH desde las mismas páginas de la Toráh. El creó todo lo que existe. La Toráh nos fue entregada por un Dios benevolente que nos dio leyes para nuestro bienestar, pues la Toráh misma es vida: “Llamo como testigo contra vosotros hoy a los cielos y la tierra; vida y muerte coloco ante vosotros, bendición y maldición; y elegiréis la vida, a fin de que viváis, vosotros y vuestra simiente. Por amar a YHWH vuestro Dios, por oír su voz, y por asiros firmemente a El, porque El es vuestra vida y largura de vuestros días, para ser establecidos sobre el suelo que YHWH juró dar a vuestros padres, a Avrajám, a Yits¢ák y a Ya’akob. (Deut. 30:19-20)


Nuestro amor para YHWH debe ser puro, inmaculado por filosofías externas y religiones extranjeras. Seguimos la Toráh porque es la única verdad divina y no meramente una verdad divina. Seguimos la Toráh porque el la palabra viva de YHWH y no porque nuestros antepasados lo hicieron. Como lo dijo el profeta: “YHWH es fuente de aguas vivas.” (Jer. 17:13) Bebe de esas aguas hasta saciarte y báñate en ellas para ser purificado. Cuando uno guarda los mandamientos de la Toráh, uno se acerca más a YHWH, como está escrito: “YHWH os establecerá para ser pueblo santo para El, como El os juró, si guardareis los mandamientos de YHWH vuestro Dios y anduviereis en sus caminos.” (Deut. 28:9)Claro que, como todo lo demás, esto toma tiempo y depende del individuo. Mientras más nos profundizamos en las palabras y la senda de la Toráh, más nos acercamos a la meta de llegar a ser ejemplos vivientes de la Toráh.

En la sociedad occidental, todo lo que uno tiene que hacer para que lo tilden de loco o fanático es sencillamente decir que “Reconozco que hay Dios.” Sí, es difícil, muy difícil, ser portador de la verdad de YHWH mientras se nada en un mar de ignorancia y autodecepción creada por la avaricia de los demás. Además, sí puede uno sentirse muy solo, sabiendo que uno es de los pocos que levantan una brillante antorcha en el vacío de las tinieblas que lo rodea, mientras que ninguno de los que los que están cerca sostiene la antorcha de la verdad de YHWH. Sé fuerte y paciente; sé muy paciente, porque el atravesar la senda de la verdad de YHWH no es el viaje más fácil entre la sociedad de hoy, especialmente cuando a lo largo de esta preciosísima senda están aquéllos que te asechan, esperando atraparte y arrastrarte del verdadero propósito de tu vida. Sin embargo, al final triunfaremos y saldremos vindicados, porque nos espera un futuro glorioso".

Que Yihweh esté con vosotros.
Hakham Meir Y. Rekhavi
Rector
Universidad Judía Caraíta




Nota: Esta carta es directamente a los estudiantes de la KJU que ha servido de inspiración y motivación para sus alumnos pensante y no maquinas programadas. Si desea saber mas por favor visítenos en www.kjuonline.com .